viernes, 21 de febrero de 2020

MARCO CONCEPTUAL

MARCO CONCEPTUAL:
Como sistema político, la democracia atraviesa varios períodos históricos hasta llegar al siglo XXI. Sus orígenes como régimen político pueden ser ubicados en el año 500 a.C., aproximadamente, en el contexto de los años de auge de la Civilización Griega. Esta sociedad planteó los primeros cimientos teóricos y prácticos de la democracia como sistema político y la practicó como forma de gobierno. Estas estructuras apuntaron a garantizar la participación de amplios sectores de la sociedad en la toma de decisiones fundamentales para la comunidad; su asentamiento en pequeñas ciudades llamadas Polis permitió la conformación de instituciones políticas y de un sistema de participación. Por medio de ellas se aseguró la discusión constante sobre las leyes, normas y reformas aplicadas para mejorar el bien común de todos los ciudadanos de las Polis.
Los planteamientos iniciales de la democracia fueron recuperados, durante los siglos XVIII y XIX, por políticos, filósofos e intelectuales en el marco del proceso de constitución de los Estados-nación modernos en Europa. Como respuesta a los regímenes monárquicos y absolutistas, grupos de pensadores europeos plantearon la necesidad de un sistema político democrático cuyo objetivo fuera el de poner a disposición de los ciudadanos la designación de los gobernantes por medio del sufragio, pues se consideró que cada uno de los miembros de la nación estaban en la obligación y el derecho de intervenir en su propia forma de gobierno. 
Más adelante, durante el siglo XX, la definición de democracia comenzó a ser replanteada y diversificada con la consolidación del capitalismo como sistema económico, la conformación de nuevas comunidades políticas en otras regiones del mundo, el crecimiento de las ciudades, y la aparición de movimientos de masas con cuestionamientos frente al sistema democrático. Durante todo el siglo, la democracia recibió muchas críticas como sistema político por considerarse que no era suficientemente efectiva en garantizar la participación popular, y por ser, en muchas ocasiones, un sistema controlado únicamente por las élites políticas de cada país.
A pesar de estos cuestionamientos, en la actualidad, la gran mayoría de países en el mundo adhieren a la democracia como forma de gobierno por considerar que es la forma de organización social y política que brinda las garantías necesarias para incentivar los principios planteados por la Revolución Francesa en 1789.
- Igualdad: Todos los hombres son iguales ante la ley sin importar su color de piel, sexo, religión o condición social.
- Libertad: Todos los ciudadanos pueden hacer aquello que no les prohíba la ley.
- Constitución: Conjunto de leyes que sean aplicables a todos los ciudadanos de un Estado.
- Representatividad: Los ciudadanos tienen derecho a elegir y ser elegidos; el voto es el mecanismo que permite la representación de todos los ciudadanos en cabeza de unos pocos para que se puedan hacer cargo del gobierno.
En el último tramo de los años 80, la situación del país mostro que era necesaria la reconstrucción de la legitimidad del Estado a través de la profundización de la democracia y para ello en el Estado se impuso el deber de divulgarla y hacerla efectiva. Lo cierto es que la alteración del orden público ha ocupado los últimos cincuenta años, en este largo tiempo las repercusiones en la comunidad nacional han sido profundas. No solo porque parte considerable de los colombianos haya aprendido a vivir en la ilegalidad o prescindiendo de cualquier consideración legal.
La guerra en nuestro país ha implicado la aparición de sospechas y recelos que quiebran la noción de la buena fe como cimiento de la convivencia: la confrontación armada ha desatado bastos movimientos de población. Para superar este periodo de violencia se requiere, entre otras cosas, reconstruir la trama de las relaciones sociales y reconquistar la confianza en el otro, ganar de nuevo la noción de la solidaridad. En este contexto, la educación para la democracia se ha tomado en parte importante en la superación de la crisis que vivimos para hacer de los colombianos mejores ciudadanos
Nuestra Constitución Política de 1991 establece desde su primer artículo que Colombia es una República democrática y participativa, está asumido el reto y el compromiso de promover la participación ciudadana en todos los espacios de la vida social. A través de toda una serie de herramientas consagradas en la Constitución y reguladas en las leyes nacionales, los colombianos podemos entablar una relación directa con las autoridades públicas, dar a conocer nuestras propuestas, presionar para que sean adoptadas, opinar sobre asuntos públicos, exigir el cumplimiento de las normas, vigilar la conducta de los dirigentes, tomar decisiones que nos afectan a todos o sancionar a los gobernantes que actúan de forma equivocada, entre otras formas de participación. Para ello, se han establecido una serie de mecanismos de participación que tienen la naturaleza de un derecho político fundamental, atribuido a todo ciudadano, con el objetivo de que cada uno pueda participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. 
La democracia está orientada a describir, analizar y clasificar los distintos principios de un comportamiento ciudadano con respecto a nuestra realidad social, sea la familia, el colegio, el trabajo o la comunidad. Nos presenta las condiciones de convivencia desde la Constitución Política, para que tomemos conciencia de nuestro papel como ciudadanos, llamados a mejorar en todo momento las situaciones del entorno.
La formación democrática busca el desarrollo de la expresión libre y los propios juicios sobre los sucesos locales y nacionales en la vida política y social. Por ejemplo, fomentar la participación de los estudiantes en los debates, foros y encuentros estudiantiles de diferente orden. Propicia la cooperación y solidaridad desde un compromiso por lo público, orientado hacia una conciencia e identidad ciudadana. Por ejemplo el consejo estudiantil puede ejercer su liderazgo participando en proyectos que procuren el bien común a través de campañas por la defensa de los derechos humanos

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